Me llamo Núria Esteller y vine al mundo como hija y hermana, elegí ser madre, me han hecho el precioso regalo de ser abuela y he decidido ser una persona que se siente valiosa y satisfecha con mi contribución a la sociedad, a través de lo que hago.
Cada uno de estos roles ha sido parte de un viaje enriquecedor, marcado por experiencias maravillosas y desafiantes que han forjado quien soy hoy.
Creo que en una vida caben varias vidas y todas contribuyen a definir quién eres, ya que en cada una de ellas se crea una versión más amplia de uno mismo.
En el año 2008, enfrenté el diagnóstico de cáncer.
Mi cuerpo me habló, con el lenguaje metafórico de un síntoma, expresando que algo debía cambiar en mi comportamiento, en mi forma de cubrir mis necesidades; algo en mi forma de entender la vida era erróneo.
La fortuna me llevó a una conferencia sobre los significados emocionales de los síntomas, un evento que marcó el inicio de una nueva etapa en mi vida.
A través de la terapia revisé y resignifiqué emociones antes ignoradas y aprendí a gestionarlas de manera asertiva. Entendí que mi mirada hacia los eventos que habían sucedido en mi vida era limitada y aprendí a poner límites a lo que me dañaba.
Conocerme me proporcionó libertad y esa sensación de liberación me llevó a tomar la clara decisión de formarme para acompañar a otras personas en su proceso de comprensión y apreciación personal, para así tomar mejores decisiones.
Este camino se convirtió en mi pasión y actualmente me dedico con entusiasmo, a acompañar a otras personas en su propio viaje de autodescubrimiento.